Si en el primer artículo introducíamos el concepto Círculo de la Comunicación y en el segundo hablamos de la Inteligencia Emocional, en este tercer artículo vamos a tratar otra de las habilidades básicas que necesitamos trabajar y dominar para conseguir optimizar nuestra forma de comunicar: la empatía.
Podemos definir la empatía como la capacidad de ponernos en el lugar del otro, de entender qué siente y qué le pasa a la otra persona. Muchos psicólogos acercan más el concepto con la famosa frase “ponerse en los zapatos del otro”. Toda comunicación viene precedida por un objetivo, y si este no tiene en cuenta al resto de implicados, tendremos problemas. La empatía trata de que conectemos con los demás con el fin de que la comunicación fluya de forma óptima teniendo en cuenta a la otra parte.
A continuación daremos unas pautas a través de las cuales podremos trabajar la empatía (1):
1) Escucha activa.
Si algo sabemos hacer todos es hablar. Lo aprendemos desde niños. Pero nadie nos enseña a escuchar. En muchas ocasiones la clave para que la comunicación sea óptima es escuchar al otro y tenerlo en cuenta. El control de la conversación está en la escucha no en el habla. De la escucha se desprende contenido, sentimientos y emociones.
2) Centrarnos en el otro.
Desgraciadamente vivimos en sociedades muy egocéntricas. Debemos de tratar de pensar más en la otra persona y en qué le está pasando.
3) Captar más que sentir.
En muchas ocasiones conectamos con lo que le pasa a la otra persona y acabamos sintiendo lo mismo. Esto no es malo, al contrario, es normal. Pero hay que tratar de captar lo que ocurre más que sentirte igual que la persona.
4) Dejar que respire.
En la cultura española los silencios nos incomodan. Parece que cuando no hay conversación todo va mal. Todo lo contrario. En ocasiones los silencios dejan espacio a las personas para asumir cosas, reflexionar… Nos marcan los ritmos emocionales. Veamos los silencios como una herramienta y una pieza fundamental a la hora de desarrollar conversaciones.
5) Lo que yo haría en esa situación.
Este es uno de los aspecto en los que discrepo con el autor. Este recomienda no decir a la otra persona qué haría yo en su lugar puesto que considera que este hecho te pone por encima de la otra persona. Yo por mi experiencia personal opino lo contrarío. Con tacto decirle a la otra persona qué hiciste tu en esa misma situación ayuda a ver otra perspectiva que tal vez no se haya contemplado o ver que consecuencias tuvo nuestra forma de actuar.
6) Espejos para lo bueno y para lo malo.
Si somos personas para decir las cosas buenas que hacen nuestros amigos, compañeros o familia, debemos también de decir las cosas que no se han hecho adecuadamente. Siempre desde la crítica constructiva y nunca tratando de atacar con nuestro discurso.
7) Preguntas sin trampa.
En muchas ocasiones es necesario preguntar. Si hemos de apoyar a alguien tenemos que saber qué ha ocurrido y por lo tanto preguntamos. Siempre hay que hacerlo sin agobiar a nadie y con el fin último de que se entienda aquel a quien estamos acompañando.
8) Resumiendo delicadamente.
En muchas conversaciones, sean de la índole que sean, es muy recomendable hacer un resumen de a qué acuerdos hemos llegado o simplemente de qué hemos hablando. Esto ayuda a comprobar que ambas partes implicadas en la conversación hemos entendido lo mismo.
Esta campaña de Acción Contra el Hambre tenía un objetivo claro: la empatía del público con los niños protagonistas de la misma. Me parece una obra maestra de la publicidad de los últimos años.
(1) GUIX, X. (2011). Ni me explico, ni me entiendes. Barcelona: Urano.